Animagic, no contenta con haber malogrado un juego de forma magistral, vuelve a la carga para hacer lo propio con el Double Dragon II. Y se supera. Vaya que si lo hace. Double Dragon II en recreativa, es una mejora de Double Dragon 1. Practicamente se hace el mismo recorrido, pero Billy y Jimmy tienen nuevos movimientos (y un novedoso sistema para liar a los jugadores por los que los botones de disparo se invierten según donde mire el jugador). Los enemigos son distintos, y las melodías, pero lo demás, es más de lo mismo (salvo que Jimmy va ahora de blanco). A la bobotonta de Marian, en lugar de darle una yoya en la boca del estómago y llevársela (estilo macarra de los 80), le pegan unos cuantos tiros y la dejan ahí tirada (estilo HipHopero del Bronx de los 90). De nuevo los hermanos Lee tienen que ir a discutir con el Shadow Boss sobre si resucitan a la pava a cambio de que repongan Verano Azul o qué. Como decía, todo es idéntico, pero con una dificultad al llegar a las últimas fases desmesurada, y con cierto interés poco disimulado de que el jugador se deje los cuartos (cuartos de dólar).

Y tras esta breve puesta en escena, Animagic hace un gurripato y le llama Double Dragon (libertad de licencia al poder). Más o menos como si yo pinto unas rayas en el suelo y digo que es una autopista. Tras una lenta carga, empieza el juego, con la pantalla es un extraño formato panorámico que nos deja toda la pantalla en negro, menos un rectangulito en el que pasan cosas. Decir que va lento es ser generoso. Reciben por todos lados, y de pronto, el juego se para. La cinta empieza a funcionar y el juego sigue cargando. O sea, 10 segundos de juego, y 5 minutos de carga. Y por si no fuera poco, una fase hay que cargarla en 3 veces.

En cuanto al juego, es patético a cualquier nivel. Es de esas veces que no sabes quien fue el cenutrio que permitió que algo así llevara el ilustre nombre de Double Dragon. Y no es para menos. Por suerte Virgin enmendó el error. Pero esa es otra historia, y debe ser contada en otro momento.